Por: Matheu Román
Desde hace 15 años los jóvenes salesianos destinan los sábados para recibir a un promedio de 50 ancianos y darles de comer.
Es un sábado por la mañana en el municipio de Chinameca, San Miguel; con mucho entusiasmo los jóvenes del grupo de la hermandad Salesiana, que forman parte de la parroquia San Juan Bautista, llevan y preparan todo lo necesario para elaborar un exquisito almuerzo que horas más tarde entregan a los señores de la tercera edad que llegan cada sábado al comedor “Mamá Margarita”
El proyecto es conocido y resuena en las calles de Chinameca ubicado a un costado de la parroquia San Juan Bautista, en una casa que pertenece a la misma comunidad cristiana, pues ofrece una comida digna a los ancianos que no tienen familia o sus condiciones son precarias.
Llevan aproximadamente 15 años de servicio hacia los adultos mayores de la comunidad y ha sido el trabajo en conjunto de la organización de jóvenes que visualizó que era necesario brindar una mano de ayuda para las personas de la tercera edad.
“El comedor Mamá Margarita consiste en atender la necesidad de las personas que no tienen la posibilidad de alimentarse, personas de las calles, ancianitos, inclusive personas que, con problemas de bebidas alcohólicas, les brindamos una guía espiritual y así también que puedan comer y así apoyarlos física y espiritualmente a dejar ese tipo de vicios”, mencionó Kevin Alfaro presidente de comedor Mamá Margarita.
El proyecto que brinda alimentos cada sábado en Chinameca es atendido por un grupo de voluntarios de la parroquia de un aproximado de 50 personas, sobre todo jóvenes que trabajan por turnos en hacer los alimentos y entregarlos.
Todos los alimentos que cocinan son donados por los feligreses y religiosos de la parroquia que cada semana recaudan y buscan a través del servicio al prójimo colaborar con los más necesitados de la comunidad a la que pertenecen, pero con la obra no sólo buscan alimentar el cuerpo de los necesitados, sino también alimentar el espíritu a través de la palabra.
Son alrededor de 50 personas necesitadas las que llegan para almorzar al comedor “Mamá Margarita” que con alegría comparten de un espacio entre ellas, disfrutando de una dieta balanceada, pero sobre todo de una obra de amor.
“Buscamos servir unos alimentos que por cuestión de la economía de ellos quizá es súper difícil poder consumir, les cocinamos pollo, carne, arroz, sopas, juegos naturales y cuando vienen temprano algunos ancianos les damos café y pan o té”, expresó Alfaro.
Mencionó que este proyecto lo conforman jóvenes de las edades entre 13 a 27 años, que les permite hacer obras benéficas para poder dar momentos gratos a los menos afortunados.
“Son momentos únicos los que pasamos somos 23 colaboradores (por turno) y los ancianos que asisten son 50, es bonito la gratitud que los ancianos expresan cuando uno les lleva el plato de comida y con una sonrisa o abrazo lo reciben, hay momentos de flaquezas en nuestras vidas y cuando ya estamos sirviendo, el ambiente con la juventud se torna alegre y la pasamos bien, rezamos antes de recibir alimentos, mantenemos la comunión con Dios para que todo salga de la mejor manera”, sostuvo el líder del proyecto.
El trabajo de los equipos voluntarios está en recaudar los alimentos para luego procesarlos, otros se encargan de limpiar el local para luego colocar las mesas y sillas en las que almuerzan, además de quienes se encargan de hacer la reflexión religiosa previo a recibir el almuerzo.
“Me encargó del protocolo al momento de ingresar los ancianos, me los llevo a los asientos, les pido sus carnés, porque los tenemos censados para tener la asistencia de quienes han venido y mantener un orden, así también ayudo a mis compañeros cuando se ocupa cocinar, limpiar, ordenar cosas y que todo esté impecable para el momento de acceder. Es bonito poder ser parte de este proyecto porque podemos conversar con los ancianos y disfrutar junto con mis compañeros”, expresó Rosi Ulloa encargada de protocolo.
El nombre del comedor es en honor a la madre de San Juan Bosco, Margarita Occhiena, que con amor entregó su vida al servicio a los más necesitados de aquella época en Italia y que fue cofundadora de la familia Salesiana.
“Soy parte del staff del comedor Mamá Margarita me siento contento por qué estoy en el grupo de los Salesianos y podemos platicar y ayudar a los ancianitos de Chinameca, me encargo de ayudar en la cocina, pico verdura, lavo trastes entre otras cosas”, mencionó el joven Eduardo Chávez de 13 años.
Las labores en el comedor son diversas, pero los equipos de voluntarios están siempre organizados para poder atender la demanda, “ soy parte del Staff junto con mi hermanito, yo me encargo de cocinar y preparar el refresco, tenemos el cuidado de mantener una dieta para que no afecte a los ancianos que padecen de diabetes y otras enfermedades, yo conocí el proyecto por don Kevin el anima a los jóvenes a que intenten conocer cosas buenas y es algo que me ha ayudado, pues es bonito poder tener un día a 50 ancianos y verlos muy contentos al recibir un plato de comida”, agregó Chávez.
Al visitar el comedor es notable la energía del lugar que está llena de respeto hacia el prójimo que llega por un plato de comida. Los beneficiados muestran su alegría y respeto por los jóvenes que con amor les reciben.
“Tengo quizás unos 8 años de venir todos los sábados, me gusta que estos cipotes mantienen un respeto nos demuestran amor y la comida que nos preparan bien rica, nos dan pollo, carne y muchas cosas, nos sentimos bien cuando venimos, nos preparan café con pan y platican con nosotros, también conversamos entre los amigos que vienen también, y a veces viene el padre y la hermana Elsa para brindar palabra de Dios”, mencionó Ana Milagro Hernández de 78 años, beneficiada con el proyecto.
El comedor Margarita es la muestra palpable de la fe hecha obra demostrando el amor hacia el prójimo, si usted desea conocer más sobre esta gran labor o desea colaborar con estos jóvenes donando alimentos, puede ponerse en contacto al número 70042422 o acercarse al local ubicado en el barrio El Centro de Chinameca.