Por: Alejandro Chávez
En el primer trimestre del año 2023 el país registró 22 muertes violentas de mujeres, datos brindados según la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA).
La violencia contra la mujer sigue siendo una preocupación persistente en El Salvador, afectando a mujeres de todas las edades y condiciones sociales. Problemática que, según los grupos en defensa de las mujeres, ni el régimen de excepción ha logrado detener.
Según los últimos datos que se dieron a conocer en el 2022 por parte de la Fiscalía General de la República (FGR), el número de casos de violencia contra la mujer ha ido en aumento en los últimos años. Esto incluye violencia doméstica, agresiones sexuales y feminicidios. Estas cifras alarmantes demuestran la urgente necesidad de abordar este problema y trabajar en conjunto para su erradicación.
Según la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), en el primer trimestre del año 2023 el país registró 22 muertes violentas de mujeres que perdieron la vida a mano de sus compañeros de vida y en la mayoría de los casos los asesinatos fueron cometidos con extremo dolo, sin embargo, estos datos no pueden ser contrastados debido a la falta de acceso a la información por parte de las entidades a cargo de atender estos hechos.
Las organizaciones de derechos humanos y los movimientos feministas en El Salvador han estado liderando la lucha contra la violencia hacia las mujeres a través de la sensibilización, la educación y la movilización social, están desafiando las normas culturales arraigadas que perpetúan la violencia de género.
Además, están brindando apoyo y recursos vitales a las víctimas, al tiempo que abogan por cambios legislativos y políticas más sólidas para proteger a las mujeres y sancionar a los agresores.
La licenciada en psicología Claudia Campos, quien ejerce como colaboradora en Ciudad Mujer San Miguel, comentó que “en ciudad mujer dispone de varios servicios como acompañamiento y asesoramiento jurídico, apoyo psicosocial, seminarios de emprendimiento y empoderamiento, cursos empresariales, asesoramiento financiero para pymes, jardines de infancia, guarderías, tratamiento psicológico”.

Todo esto como esfuerzos importantes que se están llevando a cabo para erradicar este problema social y construir una sociedad más segura e igualitaria.
El gobierno de El Salvador ha reconocido la importancia de abordar la violencia contra la mujer como una prioridad nacional. Se han implementado iniciativas para fortalecer los mecanismos de protección de las víctimas, como la creación de unidades especializadas dentro de la FGR y la promulgación de leyes más estrictas. Sin embargo, para líderes de movimientos feministas aseguran que aún queda mucho por hacer para garantizar la eficacia y el acceso equitativo a estos recursos en todo el país y sobre todo que se procure la justicia para las víctimas.
“Crear una institución propia que dé seguimiento a las medidas de reparación integral de los daños ocasionadas a las víctimas, porque estas medidas son ordenadas por los juzgados con enfoque de derechos humanos, pero al no ser una pena en sí, los juzgados de vigilancia no asumen esa competencia para controlar el cumplimiento de esas medidas por eso es necesario crear un mecanismo unitario que actúe con celeridad, sororidad, y empatía de modo que se disminuya la revictimización en cada institución donde comparece la víctima”, expresó Herberth Herrera, Juez Tercero de Paz de San Miguel en funciones.
La educación y la prevención son pilares fundamentales en la lucha contra la violencia de género. En este sentido, es esencial promover programas de educación integral en las escuelas para que fomenten el respeto mutuo, la igualdad de género y la prevención de la violencia.
Además, es necesario involucrar a los hombres y los niños en estas iniciativas para que también se conviertan en agentes de cambio y promotores de relaciones saludables y libres de violencia.
Así como lo afirma la ciudadana salvadoreña Eliza Campos “es fundamental educar a los niños sobre la violencia de género para evitar ser víctimas o victimarios y esa educación comienza en el hogar”.
Aunque los desafíos persisten, la determinación y la solidaridad demostrada por las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en general brindan la esperanza de que un futuro más seguro y equitativo está cerca. El objetivo aseguran que es erradicar la violencia contra la mujer y abrir paso a una sociedad donde todos los seres humanos sean tratados con dignidad y respeto.