Por: Marcela Vanegas
La emprendedora lleva más de 12 años vendiendo pupusas y antojitos a las afueras de la Universidad Gerardo Barrios.
Griseyda Maricela de Medrano, originaria de El Platanar, municipio de Moncagua en San Miguel ha construido por 12 años un negocio que le ha permitido salir adelante junto a su familia.
El Emprendimiento comenzó cuando vio la alta afluencia de estudiantes que transitaban por la calle Las Flores y Avenida Las Magnolias, que conducen directo a la Universidad Gerardo Barrios, en San Miguel, ella pensó que sería una buena opción el establecer allí un puesto de comida.
Fue así como nació la pupusería J Y C, que a su vez también tenía el propósito de ofrecer a sus clientes diferentes opciones en su menú, inicialmente se vendían Hot-dogs, tacos, hamburguesas, tortas y claramente las pupusas; un platillo típico que para Maricela era fundamental tener como su menú.
El día comienza para la señora Maricela desde las 6:00 de la mañana, cuando llega a su puesto y comienza a preparar todos los ingredientes para tener lista las pupusas y antojitos a las 7:00 de la mañana.
Durante el día, no solo estudiantes y personal de la UGB llegan a comer ahí, sino que también otras personas que transitan por esa concurrida calle; después de la jornada de trabajo, ella guarda y organiza sus cosas para cerrar a las 3:00 de la tarde aproximadamente.
“Adentro de la universidad no daban abasto para tanto estudiante y las personas querían tener más opciones de lugares donde poder comer”, expresó de Medrano.
Sin embargo, la pandemia por el Covid-19, que marcó un antes y un después en las vidas de los salvadoreños, no hizo excepción con Maricela quien se vio obligada a cerrar su negocio en esa temporada.
“Todo el año 2020 no lo trabajamos, desde el 19 de marzo hasta el siguiente año en abril, claro que la venta no es la misma y aun no se ha nivelado totalmente a como era antes de la pandemia”, comentó la comerciante.
Ella aseguró que antes del 2020 había mucha más afluencia de personas que llegaban a consumir a la pupusería, incluso contaba con más personal que la ayudaba a atender, ya que laboraban 3 personas y ahora solamente trabaja ella y una ayudante, esto como resultado de las afectaciones que ha dejado la pandemia.
“Antes venían más estudiantes, pero después con los de las clases semipresenciales, se perdió bastante clientela, se vende siempre, pero ya no es igual”, expresó Medrano.
Aun así, niña Maricela sigue vendiendo con mucho entusiasmo pues recalcó que le encanta atender a sus clientes como lo merecen y ofrecerles el mejor servicio. Es por ello por lo que muchos de ellos han llegado a tener gran preferencia por su pupusería:
“Me gusta venir a comer aquí, son muy ricas todas las diferentes opciones de comida que ofrecen, ya sea pupusas o tortas entre otras comidas, yo siempre suelo pasar, además de que sus precios son muy accesibles”, comentó José Hernández, estudiante de la UGB.