Por: Matheu Román
La altura y el clima fresco son de los elementos esenciales para cultivar café de alta calidad; así es el grano que produce la familia Zelaya en Chinameca.
El Salvador tierra de cordilleras que encierra historias de mucha lucha y de inspiración. Aproximadamente a mil 100 metros sobre el nivel del mar en Chinameca, se ubica el Caserío El Ciprés, cantón Copinol Segundo, ahí Valmori Zelaya invierte su tiempo y esfuerzo cultivando café de altura.
«La primera noción de trabajo que poseo es a la edad de 5 años, andar acompañando a mi padre y mi madre por las diversas fincas del cerro el Pacayal de Chinameca, el café fue la primera forma de salir adelante que tuve y la cual me enseñó las diversas responsabilidades que implica un cultivo como este», expresó Zelaya.

Por otra parte, antes que naciera la marca de café Doña María tuvo que pasar por diversas etapas negativas, una de ellas fue en el 2012 cuando una plaga de roya afectó los cafetales del país y según la Asociación Nacional del Café se perdieron aproximadamente 130 mil hectáreas de cultivo.
«Tuvimos que resembrar la finca con paca ya que la variedad borbona es susceptible a esta plaga por eso se busca mantener variedades resistentes», mencionó el caficultor.
Zelaya mejoró la producción, y permitió seguir vendiendo a los beneficios que procesan el grano. «En el 2018 junto a mi hermano se nos vino la idea de producir una marca de café propia ya que vendimos el producto y luego compramos cafés de otras marcas para consumirlo, y es así cómo nace café doña María para darle el honor a nuestra mamá a través de la marca», manifestó Valmori.

Cultivar café no es como los demás cultivos que existen temporadas, ya que hay diversos procesos previos para lograr un objetivo de un buen grano.
«El mantenimiento que se hace a una finca se puede decir que es anual, desde la sombra, siembra de árboles de café, adición de materiales nutritivos, foliares, entre otros. sí se quiere tener una buena producción se le invierte el tiempo correspondiente», expresó su hermano René Zelaya.
La historia de la familia Zelaya fue esculpida con las manos de su madre María Rodríguez que guiaron sus pasos y forjaron el carácter, unas manos que con ternura y a la vez firmeza hicieron repercusión de un ejemplo de superación de vida.

«Yo estoy orgullosa de todos mis hijos por qué con mucho esfuerzo trabajando en la finca y otras labores logré sacarlos adelante, ya que mi esposo falleció cuando aún eran pequeños y me tocó cuidar de los 5 niños a mi sola; me siento alegre con el invento de que el café lleve mi nombre», dijo la orgullosa madre.
La vida no es color de rosa siempre, pero personas como la familia Zelaya vienen de luchar constantemente por salir adelante, trabajando desde muy temprano con mucho cariño y dedicación por llevar la taza de café por excelencia de las mañanas y de las tardes de la población salvadoreña con el café Doña María.