ESPECIAL/ CRÓNICAS #EXPLORANDOEUROPA
Por: Cesia Méndez
La Torre Inclinada guarda mucha historia junto a toda la arquitectura del resto de monumentos con los que comparte espacio
A las 10:30 de la mañana del sábado nos encontrábamos junto a nuestro guía Emanuel en un tranvía hacia Pisa, una ciudad de la región italiana de la Toscana, capital de la provincia homónima. En el transcurso observamos los campos que rodean Florencia como la ciudad de Empoli. Al realizar la caminata hacia los monumentos de Pisa, pasamos admirando las orillas del rio Arno, el mismo del Ponte Vecchio, ya que este recorre la mayor parte de la región toscana.
Luego de una hora y media de viaje junto a la caminata, llegamos a la Piazza dei Miracoli frente de su icónica torre inclinada del siglo XII con una altura de 58 mil 36 metros, que sufrió su característica inclinación inmediatamente después de iniciarse su construcción.

Al igual de impresionantes que la torre inclinada, se encuentran La catedral de Santa María Asunta, en el centro de la Piazza dei Miracoli, esta es una catedral católica medieval dedicada a la Asunción de la Virgen, también El Baptisterio de Pisa, dedicado a San Juan el Bautista que está frente a la catedral en el extremo occidental de la Piazza. Comenzó a construirse en el año 1152, y fue concluido en el 1363. Es el ejemplo de baptisterio independiente más reconocido del mundo y El Camposanto monumental es un edificio histórico que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Al finalizar la visita pasamos por los mercados locales a comprar souvenirs de la ciudad, toda una variedad para poder llevar a casa y recordar para siempre a esa histórica ciudad.

Llegó el día de partir
El domingo estaba libre de actividades en nuestra agenda. La mañana estuvo más fría de lo normal, con lluvia y grandes ráfagas de viento, no obstante, muchos aprovecharon de recibir la misa en latín en la catedral del duomo de Fiore, otros recorrieron la ciudad por última vez y otros prepararon las maletas para la partida de nuestro viaje.
Por la tarde llegó la hora de despedirnos de nuestros anfitriones que nos acogieron en sus casas, que nos recibieron con todo el amor y nos trataron como a uno más de sus familias, nos invitaron a volver a la bella Florencia.
A las 4:30 de la tarde nos encontramos en el aeropuerto de Florencia, para tomar un avión a la ciudad de Madrid. Sin embargo, por situaciones meteorológicas se atrasó nuestro vuelo, y luego se canceló, priorizando nuestra seguridad. Tras varias horas de esperas nos trasladaron a la ciudad de Pisa, para partir al día siguiente desde el aeropuerto Galileo Galilei. Esta larga espera fue toda una odisea pues fueron muchas horas de espera antes de ser trasladados a un hotel en Pisa. Llegando a la madrugada a descansar un par de horas para luego retomar el viaje.

A las 10:30 del lunes 27 de febrero, abordamos el avión que nos llevaría desde Pisa a Madrid. Al llegar a España se nos informó que el vuelo a nuestro país saldría hasta el día siguiente al mediodía. Le vimos el lado positivo a la espera y conocimos parte de la ciudad de Madrid, para luego volver al hotel y aguardar hasta el día siguiente.
El martes a las 7:40 de la mañana íbamos de camino al aeropuerto Madrid Barajas, para abordar el avión a las 11:50 de la mañana y así empezar el inicio de 11 horas de vuelo, que ansiábamos desde un día anterior. A las 6 de la tarde arribamos a Guatemala por una corta escala obligatoria y a las 7 ya nos encontrábamos en nuestra tierra querida El Salvador.
Cerramos con broche de oro el final de nuestra travesía por Italia y camino a nuestras casas no podíamos resistirnos a lo que añoramos tanto fuera de nuestro país, y hablo de las pupusas. Para después retomar camino, cansados pero felices y satisfechos del mejor viaje de nuestras vidas.