Autora: Joseline Márquez
El comerciante vende obras clásicas de diversas temáticas, dándole una segunda vida a estos libros.
Son 8 años desde que Ángel Antonio Merino de 48; decidió vender libros en la ciudad de San Miguel, pero de una manera diferente pues no lo hace desde un local, su principal estante es la acera de la Cuarta Calle Poniente en pleno centro de San Miguel.
Su pasión por la literatura lo llevó a buscar en ella la forma de ganarse la vida de manera honrada, por ello comenzó a mercar libros de diferentes temáticas, literatura, medicina, filosofía, poesía entre otros.
Lo libros que ofrece han sido parte de algunas personas que se los han donado, otros por los que él ha pagado para poder revenderlos, con el afán de darle un segundo uso a materiales escritos de gran valor cultural e informativo.
Pero Merino no solo es el reconocido vendedor de libros de la Cuarta Calle; él también buscó ser profesional, su sueño era convertirse en psicólogo e ingresó a la universidad para lograrlo, pero las circunstancias de la vida y los recursos económicos no le permitieron seguir.

“Yo quise estudiar, pero no se pudo y un día me enteré de que Iba a ser padre me preocupé mucho porque en ese entonces no tenía trabajo”, recordó el comerciante.
Comentó que una tarde sentado en el sillón de su casa y frente a la televisión vio que había unos libros que coleccionaba; y al ver la responsabilidad que iba tener tomó su mochila, metió cuanto pudo de libros en ella y salió a la calle a buscar un lugar donde colocarlos y que las personas pudiesen comprarle.
Después de un tiempo la gente comenzó a buscarle los libros porque tenía buena literatura entre su mercancía, por ello doctores, estudiantes, profesores, se acercan para comprarle sus libros de segunda mano y muchos otros para donárselos y seguir apoyando la iniciativa de Merino. Una iniciativa nada convencional y de las pocas que queda en el centro migueleño.
“Lo que más me gusta de esto, es que puedo interactuar con las personas, conocerlos, platicar sobre algunas historias, además de eso he creado amistades, también que muchas veces de repente vienen y me traen libros y sin conocerles me bendicen de esa manera”, expresó el comerciante.
El sueño de Merino es que algún día pueda tener un lugar donde ofrecer sus libros y establecerse, ya que por el momento está ocupando una parte de la acera pública, lo cual le complica un poco cuando llueve o hay mucho sol, pues debe moverse de lugar.

“Es bueno conocer de cada tema un poco, es por eso que encontré en los libros un refugio del saber y junto a mi cafecito paso aquí listo para compartir todo lo que sé”, sostuvo el también amante de la lectura Antonio Merino.
Mientras tanto la vida le ha regalado una interesante labor como promotor de la lectura a través del comercio de obras clásicas y espera que muchos más se interesen por tener ese hábito de la lectura y conocer aquellas historias que ayudan al desarrollo del pensamiento.