Autora: Joseline Márquez
“Dios me ha ayudado en toda mi vida, las personas se admiran de mis fuerzas”
Alegre, amable y muy trabajador así es Mauro Torres un hombre de 74 años que reside en la colonia San Francisco de la ciudad de San Miguel.
A su edad; él se dedica a la reparación de sillas a base de hules o mejor conocidas como silgas.
Cada mañana se levanta motivado y listo para iniciar un día más de trabajo y todos los días camina desde su lugar de habitación en la Colonia San Francisco, hasta la calle principal que conduce a ciudad Toledo en la cabecera migueleña.

Torres ha sido un hombre luchador desde su juventud, su lugar de nacimiento fue Jocoro, Morazán, pero hace 10 años las circunstancias de la vida lo llevaron a pensar que debía buscar otros horizontes.
“Desde joven he sido muy trabajador, yo tengo espíritu de emprendedor me ha gustado el negocio y desde que aprendí a reparar sillas no he dejado de hacerlo”, expresó Torres.
En la calle principal hacia ciudad Toledo, ahí está ubicado “Don Mauro” como muchos le llaman; llega desde muy temprano para ofrecer sus productos elaborados con sus ingeniosas manos y otros que compra para revender.

Pero don Mauro no está sólo, Rosa María Durán, forma parte de la historia de este hombre, pues ella junto a su familia han permitido que el septuagenario haga uso de un previo de su casa para que pueda ofrecer ahí sus productos sin cancelar costo alguno.
“A Don Mauro yo no lo conocía, pero un día lo vi aquí por la colonia y supe su historia y de inmediato sentí la necesidad de ofrecerle mi casa para que pudiera colocarse ahí con todas sus cositas y el pudiese vender, además también por ver la situación de él, así que andaba solito decidí no cobrarle nada por el uso de la acera ahí en mi casa “, comentó Durán.

El sueño del septuagenario es poder contar con un local fijo donde pueda vender sus artículos, pues es su único ingreso.
“Quiero tener un local fijo para ya no andar moviendo mis cositas, quiero crecer más en mi negocito, mi edad casi no lo permite, aunque todavía siento que tengo fuerzas para seguir trabajando”, mencionó Torres.
El comerciante sostuvo que por su humildad y espíritu de trabajo ha sido bendecido por otras personas, que le han comprado sus productos, así como transportárselos de manera gratuita hasta donde se coloca para venderlos.

Su edad no sido obstáculo para poder trabajar, ya que aún con muchas dificultades, y que está lejos de su familia, él se aferra a Dios y manifiesta que sus fuerzas son renovadas.
Es así que “Don Mauro “, es un ejemplo de que la edad no es impedimento para salir delante de forma honrada cuando se tiene un espíritu de emprendedor y luchador.