Autora: Michelle González
El título de «Hijo Meritísimo de El Salvador» es el reconocimiento más importante que puede recibir un ciudadano salvadoreño por parte de la Asamblea Legislativa.
Recordado por todos los salvadoreños, este querido personaje marcó varias generaciones que por las tardes se reunían frente al televisor para ver el programa de «Las Aventuras del Cipitío» en el Canal 10.
Con su tradicional traje de manta, sus «caites» y su emblemático sombrero, el licenciado en Letras Rolando Menéndez Castro, originario de Juayúa, Sonsonate y conocido como «El Cipitío» recibió el reconocimiento de «Hijo Meritísimo de El Salvador» durante la Sesión Plenaria número 48, realizada el día martes 15 de marzo.
Este talentoso artista salvadoreño es el autor de obras de teatro, cuentos, adivinanzas, y mas 170 canciones, además de ser no solo el actor sino también el guionista del programa de televisión que por más de 30 años estuvo al aire y en el que interpretó al travieso y juguetón hijo de la Siguanaba.
Su notable trayectoria en el país lo ha hecho merecedor de este reconocimiento, pues a través de sus divertidas historias ambientadas en los tradicionales entornos salvadoreños transmitió por años valores y principios para niños y jóvenes, con un claro y contundente mensaje de no a las drogas y total oposición a la violencia.
«Como Asamblea queremos reconocer lo que usted ha hecho por el país. Valoramos su legado como educador y gestor cultural. Le agradecemos porque como ciudadano prefirió tomar una guitarra para luchar por su pueblo», dijo el presidente de la Asamblea Legislativa Ernesto Castro.
Rolando Menéndez llegó al pleno legislativo en compañía de su madre de 93 años y sus compañeros de rodaje junto a los que interpretó el emblemático programa.
«En primer lugar, quiero darle gracias a Dios por haberme puesto en los pies de un artista como El Cipitío. También, agradezco a mi madre por su apoyo y los maestros que me ayudaron a formarme», dijo Menéndez.
Posterior a la entrega del reconocimiento el Salón Azul se llenó de música y alegría cuando el mitológico personaje interpretó las clásicas canciones que por años resonaron en cada programa como: «La Cipicumbia» y «Sin prisa, pero sin pausa» junto a la Orquesta Sinfónica de El Salvador.
