Starley Escobar reside en la ciudad de Maryland, Estados Unidos, lugar donde nació, pero desde recién nacido fue traído y criado en la ciudad de San Miguel, El Salvador.
Rodrigo Starley Escobar es un joven que desde muy temprana edad se aventuró en el mundo musical, a sus 15 años comenzó en el arte del rap y hip hop, al principio no sabía si intentarlo o si tendría la capacidad de lograr ser bueno en ello.
Comenzó en pequeños eventos que organizaba el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE) de la ciudad de San Miguel, pero luego participó en batallas de rap, ahí el artista encontró su centro y se dio cuenta que tenía un gran potencial para seguir avanzando en el mundo del Freestile.
Luego participó en torneos de alto rango organizados en San Salvador, en una ocasión quedó tercer lugar por la astucia y versatilidad de sus rimas que dejaron muy sorprendido a los jueces.
En el año 2017 Starley emprendió vuelo al país que lo vio nacer, Estados Unidos, donde suponía encontraría mejores oportunidades para avanzar en el arte de la música urbana.

“La verdad que sí, al llegar acá tuve más puertas abiertas con bonitas oportunidades”, expresó el músico.
Este año Starley comenzó a sacar temas acompañado de otros cantantes del género, entre estos la canción «Chica de barrio», que ha generado un gran alcance en las redes, todo ello gracias al esfuerzo que viene haciendo desde hace muchos años.
“Él siempre ha tenido el talento para esto, creo que si no pierde la ruta podrá alcanzar una mayor fama”, dijo Bladimir Argueta, un amigo de la infancia del artista.
Para el rapero el mundo de las artes es poco apoyado en El Salvador y es más criticado por la gente, sobre todo si se trata del arte urbano. “Existen muchas razones (del poco apoyo), pero creo que lo principal es la falta de apoyo del pueblo, comienzan a hacer comentarios muy negativos, esto muchas veces detiene para seguir persiguiendo los sueños”, sentenció Escobar.
La meta de Starley es inspirar en un futuro a los jóvenes a perseguir sus sueños, ya que todo se puede lograr si se es perseverante y no se quita el dedo del renglón.