Ángela Guandique es la matriarca de la familia y es quien por 10 años ha liderado el negocio que surgió por su amor a las plantas.
Ángela Guandique viuda de Saravia de 76 años, residente en el Barrio El Calvario de Chinameca, es una empresaria local desde hace 10 años, los cuales ha dedicado a la venta de plantas y árboles en su municipio.
Ángela cuenta con su propio vivero el cual es conocido como vivero El Calvario y junto a su hijo Rodolfo Saravia, han logrado desarrollarse en el referido sector comercial.
El negocio inició con un capital de 150 dólares, y a medida el tiempo transcurrió fue invirtiendo más en su negocio, al mismo tiempo que generaba una mayor clientela que buscaban plantas para el ornato de sus hogares sin tener que salir lejos de Chinameca.
Actualmente, posee una mayor diversidad de plantas y árboles que ofrece a los chinamequenses y pueblos vecinos como una opción para decorar sus hogares con un estilo natural.
“Yo estudie bachillerato agrícola, lo que me permite darles mantenimiento a las plantas, saber cómo abonarlas, como cortarlas y mantenerlas bonitas, por ejemplo, las rosas cuando se terminan las flores debo de cortarles el chupón y abonarlas”. añadió Guandique.

Entre las plantas que tienen en el vivero están distintos tipos de cactus, rosas de variados colores, árboles frutales y ornamentales, grama, plantas para decoraciones, plantas de canasta con flores variadas, ruda, plantas medicinales e incluso plantas de distintos chiles.
Niña Ángela, como sus clientes la conocen, se levanta a las 5:00 de la mañana para atender a sus clientes desde muy temprano. Es viuda y madre de seis hijos, y Rodolfo es el encargado de cuidar y apoyar a su madre en el negocio, además del apoyo de su nieta, a quien también le gustan las plantas.
“Todo inició porque a mi hijo siempre le han gustado las plantas, él siempre iba a comprar una los fines de semana y luego el hombre al que le compraba le dijo que mejor pusiera un puesto en Chinameca y que el sería el encargado de distribuirle las plantas y así evitaba el viaje”, dijo la emprendedora.
Ángela dedica 11 horas al vivero, entre regar las plantas, abonarlas, cuidar y mantenerlas, con el fin de conservarlas en un estado óptimo para los clientes.
Saravia todas las mañanas se encarga de colocar las plantas en la entrada de su casa para que los clientes puedan verlas. Además, viaja a Santiago de María en busca de diversidad de plantas, ya sean nuevas o encargos de clientes.
“A mí me gustan mucho las plantas, al igual que a mi mamá, entre los dos tratamos de tener plantas bonitas, para que los clientes con solo verlas quieran comprar una”, comentó Saravia, hijo de la empresaria.