La profesional en educación motiva a sus alumnos a seguir estudiando y a ser buenos profesionales en el futuro.

Teresa Mercedes Aguilar Roque de 48 años, ha dedicado buena parte de su vida a enseñar, las aulas durante 25 años han sido su hogar, desde donde ha formado a varias generaciones de profesionales.

La profesora de estudios sociales también posee una licenciatura en sociología y comentó que sus primeros cinco años ejerciendo la profesión los realizó en la Educación con Participación de la Comunidad (EDUCO) y, posteriormente, se trasladó al Instituto Nacional de Berlín Profesor Gabriel Humberto Rodríguez en Usuluán dónde ha formado por 20 años.

Aguilar comentó que al inicio no quería ser maestra, sino estudiar la licenciatura en ciencias jurídicas pero sus padres la motivaron a que estudiará un profesorado ya que era una carrera más corta.  

“Yo no quería ser maestra, si no abogada, pero mis padres dijeron que mejor maestra porque era más corta, pero cuando empecé la universidad me comenzó a gustar y ahora me encanta la profesión”, expresó la docente.

La niña Teresita, como sus alumnos la conocen, reside en el Barrio San Juan perteneciente a Chinameca, San Miguel y para llegar a su trabajo debe levantarse a las 4:30 de la mañana, viajar una hora y media todos los días para llegar a las 6:45 de la mañana al instituto, ya que las clases inician a las 7:00.

“El cariño que se le brinda a los estudiantes y ellos a nosotros es una bonita experiencia que queda marcada en nuestras vidas”, añadió niña Teresita.

La docente, además de ser profesional en la educación, también es esposa y madre de cuatro hijos, los cuales la apoyan y brindan su ayuda en lo que ella necesite para hacer su tarea más liviana en el hogar.

Por otro lado, la maestra relató que fue difícil adaptarse a la pandemia, ya que las clases virtuales desmotivaron a los estudiantes, dado que algunos no contaban con los recursos tecnológicos necesarios para seguir estudiando e hizo de la labor docente una tarea más compleja.

“Hice reuniones con los padres de familia para que ellos les ayudaran a sus hijos a seguir adelante, nosotros dábamos el cien por ciento para que los alumnos no perdieran el año escolar, fue una odisea, pero al final salimos victoriosos”, comentó la maestra.

Ahora después de más de un mes de estar en la semi presencialidad asegura el ambiente es de incertidumbre, pues saben que la pandemia está presente, pero, por otro lado, están felices de ver a sus estudiantes.

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