La mujer ahora cuenta con una tienda y un molino que atiende con la ayuda de su compañero de vida.
A sus 69 años Juana Vásquez trabaja cada día como el primero en el que decidió que comenzaría con su propio negocio a pesar de las adversidades.
Juana reside en el barrio El Calvario de Chinameca, donde tiene su propia tienda con artículos de primera necesidad y un molino, ambos en el seno de su casa y desde donde ha trabajado los últimos 30 años de su vida.
“Cuando mis hijos estaban pequeños yo me quedaba hasta las 2:00 de la mañana haciendo diversas costuras que me encargaban mis clientes”, expresó Vásquez que trabajó como costurera inicialmente.
El capital con el que inicio su negocio fue de 10 dólares, mismos que logró juntar después de varios trabajos de costura, luego fue invirtiendo más dinero en el transcurso que generaba más clientes.
Ahora posee una diversidad de productos y alrededor de 35 clientes diarios en esa tienda que ahora ofrece productos de primera necesidad a los vecinos del barrio El Calvario.

“Me gusta venir a comprar donde la niña Juanita, porque ella es bien amable y siempre encuentro lo que busco”, dijo Rosa Gutiérrez, cliente frecuente del local.
Niña Juanita como sus clientes la llaman con cariño, se levanta a las 5:00 de la mañana para abrir su tienda a las 6:00 de la mañana y atender a su clientela que requiere de insumos para el desayuno desde muy temprano.
“Desde que era joven siempre me ha gustado vender, yo hacía pequeñas ventas de tamales, pero no ponía una tienda porque no tenía suficiente capital”, comentó la comerciante.
El molino lo abrió desde hace 10 años, pero este negocio lo atiende su compañero de vida, negocio que dijo ha bajado de clientes después de la pandemia.
“En lo que Juana se encarga de la tienda, yo me encargo del molino, me levanto a las 5:00 de la mañana, para abrir el molino a las 6:00 y se cierra a la 1:00 de la tarde”, dijo Eduardo Berríos, esposo de Vásquez. La pareja tiene cinco hijos, los cuales tienen sus propios hogares y ahora Juana con su vena de emprendedora ha logrado que su hogar tenga un ingreso estable sin tener que moverse de su casa y trabajando cada día como el primero cuando comenzó sus sueños de tener un negocito propio.