La madre soltera trabajó por 12 años como ayudante en una sala de belleza donde aprendió el trabajo y después decidió arriesgarse como emprendedora con su propio salón.
El amor de madre y la pasión por la cosmetología de María Eva Laínez de 54 años le permitieron cumplir su gran sueño, abrir su propio salón de belleza después de 12 años trabajo en una sala de belleza como ayudante, y generar sus propios ingresos.
Eva que reside en el barrio San Juan de Cinameca, dónde funciona Eva Salón, lugar que también es su casa y desde dónde a trabajado durante 25 años para sacar adelante a sus dos hijos, que ahora son profesionales, uno de la ingeniería y la hija menor es una profesional de la contaduría pública.
“Mi mayor motivación es seguir luchando por mis hijos para brindarles una vida digna a través de mi salón de belleza y también la cosmetología me gusta mucho”, expreso Laínez.
Eva es muy querida por sus clientes, muchos de ellos han sido fieles a su trabajo desde sus inicios.
“Desde que era joven recuerdo que he confiado mi cabello a la niña Eva, ella realiza un excelente trabajo, siempre me lo deja como yo lo quiero”, comentó Guadalupe Escobar, clienta del salón.

El salón cuenta ahora con una amplia cartera de clientes que llegan para ponerse en las manos de Eva y salir luciendo radiantes y con estilo.
La cosmetóloga señaló que para poder ganarse la confianza de sus clientes debió prepararse no sólo con la experiencia de ser empleada, sino además formarse en el arte del estilismo a través de diversos cursos.
“Me he preparado para tener un mejor conocimiento sobre cosmetología, en los cuales he obtenido dos títulos, de estilista y de colorismo”, mencionó Eva.
Los días de Eva son muy ajetreados, pues dedica 10 horas para atender el salón y su casa, pues no tiene empleados y es ella la que directamente atiende a cada cliente.
Este espacio que llega de orgullo a la estilista comenzó con apenas 50 colones de capital, pero es el que ha permitido el sostén de su hogar y cumplir el sueño de un negocio propio.